Vivimos en una sociedad que llama a lo bueno malo y a lo malo bueno y claramente esto tiene un trasfondo que marca un mundo donde la verdad absoluta fue cambiada por una distorsionada libertad. El discernimiento entre el bien y el mal determinado por Dios cada día pierde validez y nacen nuevas tendencias de diversidad. Dice Isaías 5:20 !!Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!
Para quienes «creen» en Dios, pero se rigen por sus propias normas, la diversidad es un derecho para vivir en un mundo donde los limites no existen y se da por hecho la aprobación y aceptación de la sociedad; después de todo se escudan en un dios que les da libertad sin juzgar.
Pero para quienes conocemos y obedecemos al Dios verdadero; el concepto de verdad, de bien y mal ya ha sido establecido claramente por el Padre celestial y es nuestro desafío personal mantenernos a salvo del engaño y la mentira de la diversidad del mundo.
La libertad del mundo se vuelve una poderosa estrategia de satanás para mantener atado al pecador y debilitar o destruir el testimonio del creyente; es evidente como crecen movimientos religiosos que conociendo las debilidades y tentaciones del hombre, están usando la fe como una opción para tener una vida de libertinaje sin censura.
Muchos desean vivir una vida cristiana donde pueden asistir a la iglesia, regocijarse con las alabanzas y motivarse con las predicas, pero sin renunciar a los placeres de la carne. Cuando el hombre desconoce la autoridad de Dios es capaz de hacer cosas abominables.
Dios quiere que su pueblo sea santo. I Pedro 1 14-16 dice: «Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo».
Defendamos la identidad que tenemos en Cristo Jesús, con discernimiento para detectar que estamos en tiempos peligrosos, permanezcamos incorruptibles, persistentes en lo que hemos aprendido a través de los valores morales de la palabra, la fe, la oración y la dirección del Espíritu Santo; así seremos capaces de rechazar las ofertas del mundo.
Efesios 5: 5 Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. 6 Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. 7 No seáis, pues, partícipes con ellos.8 Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz».