¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?

Piense un momento en este versículo y en la profundidad que contiene. Yo me imagino que no le decimos «mi Señor» a cualquier persona. Cuando reconocemos a alguien como Nuestro Señor, significa que tiene cualidades soberanas, que tiene autoridad sobre nosotros y por lo tanto, merece respeto y obediencia.

¿Cómo te refieres a Dios cuando oras? ¿Padre, Poderoso Dios, Amado Señor, Papito Dios?, cualquiera de estas formas representan quien es Él y la honra que le debemos.

Señor, se refiere a amo, a jefe, a quien da las órdenes; este versículo hace énfasis en esta palabra dos veces, Jesús estaba preocupado porque la gente utilizaba palabras sin entender el significado o la relevancia que tienen las mismas. El reclamo de Jesús es, basta de palabrería y muéstreme más corazón y resultados.

La verdad es, que si reconocemos a Jesús como nuestro Señor y como amo, entonces no solo debemos adorarlo y cantarle, sino obedecerlo. A esto le llamamos vivir bajo el temor a Jehová.

Nuestra vida debe ser el resultado de esto, dejando la hipocresía donde tengo un comportamiento en la Iglesia, otro en el trabajo, otro con mi pareja, etc. Tu puedes engañar a muchas personas, pero ojo, Gálatas 6.7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado…

El ve tu interior y te conoce mejor que nadie, no tienes que ser perfecta, pero si debes tener un corazón dispuesto a ser tratado por Dios, a reconocer tus debilidades delante de Él y permitir que él se glorifique en tu vida.

A veces pensamos que *Dios es amor* y que tiene la obligación de entender nuestro pecado, e incluso de pasarlo por alto, pero la Biblia es clara en Santiago 4.17 Y al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado.

Debemos ser coherentes con lo que creemos, sentimos y somos. Si Cristo esta en nuestra vida, debe ser reflejado a los demás, que se nos note. A veces esta firmeza nos traerá dolor, porque tendremos que empezar hacer cosas que no hacíamos y dejar de hacer otras que sabemos que no glorifican a Jehová. Pero Dios promete que todo lo que desates en la tierra será desatado en el cielo, las bendiciones vendrán cuando tomemos la decisión de obedecer a nuestro Señor, Señor.

Dios te bendiga.