«Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios». (2 Corintios 1.20) Partiendo que está establecido en las Sagradas Escrituras sobre las promesas de Dios, pude experimentar la grandeza del Creador en uno de los momentos más difíciles a enfrentar con lo ocurrido en Mocoa con la avalancha sucedida el 31 de Marzo de 2017, en donde la confusión fue tan grande que pareció que ya era el final, pero podemos entender que después de esto vendrán cosas mejores para Mocoa, para nuestras familias y para toda una sociedad que necesita un cambio.
En medio de la confusión del momento comenzó a llegar a mi mente una promesa que había recibido años atrás como Palabra profética al terminar un año y comenzar un nuevo año y que por lo regular la confesaba en momentos difíciles para tomar decisiones en el sentido hasta donde uno puede tener la capacidad de depositar su confianza en Dios, la promesa es la siguiente, y que en esos momentos de la tragedia hice uso de ella al confesarla: (Isaías 52. 12) Porque no saldréis apresurados, ni iréis huyendo; porque Jehová irá delante de vosotros, y os congregará el Dios de Israel. Más Jehová está conmigo como poderoso gigante. (Jeremías 20.11 a.)
Resultado: Doy gracias a Dios Todopoderoso que aunque la tragedia fue de tanta magnitud Él permitió que alrededor del mundo se conociera lo sucedido para comenzar a recibir la ayuda necesaria para seguir avanzando en los propósitos que nuestro amado Padre Celestial tiene para cada uno de nosotros tanto como comunidad cristiana lo mismo individualmente.
Tal vez usted este atravesando en este momento por situaciones difíciles y complicadas donde solo mira desolación y que lo único que puede estar pensando que la mejor solución es huir, o tomar decisiones apresuradas, es necesario comenzar a aprender para entender que las promesas de Dios él las estableció para que nosotros nos apropiemos de ellas sintiéndola nuestras, si nuestras, y que cuando se cumplen más de traer soluciones a nuestras vidas, lo más importante es que el nombre de Dios es glorificado.
Sigo creyendo que vendrán cosas mejores a nuestras vidas y algunas de ellas serán para que nosotros demostremos cuanto estamos dispuestos a que cada día de nuestra existencia tanto nosotros como otras personas puedan reconocer la confianza depositada en nuestro Único y Verdadero Dios.
Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.
Las promesas de Dios se cumplen cuando uno se las creé a Dios.