Hay una metáfora en la Biblia que aún sigue vigente y tiene una gran enseñanza para cada uno de nosotros en la actualidad y la encontramos en Jeremías 18: 1-6, allí vemos a DIOS instruyendo al profeta que fuera donde el alfarero para mostrarle cómo es tratado el barro en manos expertas. De la misma forma, los hijos de DIOS somos tratados, amasados y moldeados en Sus manos, veamos algunos aspectos a tener en cuenta:
1) Aun no somos vasijas.
Isaías 64:8. El barro es una vasija en proceso. Todo en la vida lleva tiempo y tiene su tiempo, un árbol no se hace árbol de un día para otro de la noche a la mañana. Nuestro crecimiento espiritual al igual que un árbol lleva tiempo y necesita ser alimentado, irrigado y cuidado para que dé fruto a su tiempo. La vasija también tiene todo un proceso hasta que termina en un horno a altas temperaturas pues a mayor temperatura mejor calidad y más brillante (para que reflejemos a Cristo con nuestras vidas).
2) Sin agua no podemos vivir.
¿Qué pasa si no tuviéramos agua? Sencillamente no podríamos vivir. Al igual que nosotros, la arcilla también necesita de agua para que sea MÁS FACÍL DE TRABAJARLA Y SUAVISARLA. La masa se volverá cada vez más dura sin agua y el alfarero no puede darle la forma que Él quiere; es decir, se vuelve una estructura sin propósito, tendrá que ser restaurada. Esto también ocurre en nuestra vida. El agua significa a el Espíritu Santo (Juan 7: 37-39) y es vital como cristianos, necesitamos la llenura del Espíritu Santo diaria en nuestra vida para ser más maleables en las manos del Maestro y ser utilizados por Él.
3) Muchas veces es necesario empezar de nuevo.
Jeremías 18: 1-6. Así como el alfarero que hacia la vasija y esta «se echó a perder en su mano y volvió y la hizo otra vasija» así también el Señor hace con nosotros. No podemos negar que somos seres humanos y que pecamos, pero tenemos la certeza que DIOS ESTA DISPUESTO A HACERNOS DE NUEVO.
4) DIOS nos hizo con un propósito.
Cada sistema de nuestro cuerpo está organizado de una manera tan perfecta y armónica. Somos una creación bien particular: somos tan iguales pero a la vez tan diferentes; cada ser humano tiene unas características diferentes y peculiares. Tenemos un potencial dado por DIOS para vivir la vida con propósitos y metas claras dadas por Él. Sólo Dios le da sentido a nuestra vida (Eclesiastés 12:13).
5) ¿Eres una masa olvidadiza?
Un error que cometemos, al igual que lo hizo el pueblo de Israel (Jeremías 18:15), es olvidarnos de DIOS. Él es un DIOS celoso (Deuteronomio 5:9), no le gusta cuando sus hijos amados están más distraídos con las bendiciones que Él nos da que en su presencia. Por lo tanto nuestra mirada siempre debe estar puesta en el Señor.
Para finalizar, debemos recordar que DIOS no nos deja a medias, Él termina su obra en nosotros. Como lo dice en su Palabra, la invitación hoy es la misma que se le hizo al profeta Jeremías: ir al taller del Maestro para ser restaurados, para decirle que estamos dispuestos a seguir siendo moldeados por sus manos; a ser suavizados con agua, el Espíritu Santo y a no dejarnos llevar por distracciones pasajeras que no aprovechan para nada a nuestro crecimiento.