Salmos 51:17: «Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios».
El kintsugi es el antiguo arte japonés de reparar cerámica rota. Se utiliza polvo de oro mezclado con resina para reparar piezas fracturadas o rellenar las grietas. En lugar de esconder el arreglo, este arte saca belleza de algo roto.
De la misma manera en que el artesano trabaja con la vasija, Dios lo hace con nuestras vidas.
Es increíble mirar, cuando vemos los personajes de la biblia, como Dios obro en cada uno de ellos a través del quebrantamiento. A veces fue necesario que Dios permitiera que cosas no tan buenas pasaran en la vida de ellos, como el caso de David.
La Biblia enseña que Dios también valora nuestro quebrantamiento, cuando estamos arrepentidos del pecado que cometimos. Después de que David adulteró con Betsabé y tramó la muerte de su esposo, el profeta Natán lo confrontó y el rey se arrepintió.
Su oración posterior nos permite vislumbrar lo que Dios desea cuando hemos pecado: «Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú» (Salmo 51:16-17)
El quebrantamiento de David, quien pierde un hijo que tuvo con Betzabe (II Samuel 11). Solo podemos imaginarnos el supremo dolor que embargo a David, pero también observamos como su carácter fue quebrantado y cambiado para formar al Rey que Dios necesitaba para Israel.
Muchas veces tenemos quebrantamientos en nuestras vidas, cosas malas que nos suceden, planes que no salen como queríamos, nos deprimimos, lloramos etc.; sin embargo cuando estemos pasando por este tiempo debemos mirar hacia arriba y buscar el rostro de Dios ya que a veces solo el dolor silencia mi voz y solo en silencio puedo escuchar la voz de Dios.
Si, a veces Dios no tiene otra opción que permitir el dolor en mi vida, a veces es la única opción pues el orgullo y la soberbia no me dejan ver el plan que Dios tiene para mí, que es lo que Dios busca formar en nosotros.
A veces debo ser «quebrado» para que Dios me pueda armar de nuevo y de una mejor manera. La biblia dice en Romanos 8:16 que a los que aman a Dios todas las cosas ayudan a bien, a veces esto no se ve claro pero si lo miras de rodillas será totalmente claro para ti. Cuando estés quebrantado no te quejes, siéntate en silencio, dobla tus rodillas, dobla tu orgullo y te aseguro que escucharas la voz de Dios, y esa voz te dirá lo que hay que hacer y cómo hacerlo bien.