El Dios no conocido.

En medio de nuestro diario vivir vemos personas que creen que hay un Dios, pero no les interesa profundizar en el conocimiento de Él, ni tampoco están interesados en tener una relación más profunda con su Creador. La mayoría de estos creyentes pasivos, solo acuden al Señor en busca de ayuda cuando se encuentran en una situaciones difíciles o ante alguna necesidad apremiante. Pasan los días y se acostumbran a vivir lejos de Dios.

Sin embargo, el Señor Jesús enseñó que hay una gran diferencia entre tener información a cerca de Dios y conocerlo. Solo aquellos que tienen una vida de intimidad con Jesucristo y obedecen a Dios podrán conocer realmente a su Creador.

Mateo 7:21-23: «No todo el que me llama: “¡Señor, Señor!” entrará en el reino del cielo. Solo entrarán aquellos que verdaderamente hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. 22 El día del juicio, muchos me dirán: “¡Señor, Señor! Profetizamos en tu nombre, expulsamos demonios en tu nombre e hicimos muchos milagros en tu nombre”. 23 Pero yo les responderé: “Nunca los conocí. Aléjense de mí, ustedes, que violan las leyes de Dios”.

La diferencia entre las personas que dicen creer que hay un Dios y las personas que tienen una relación personal con Jesucristo está en la obediencia, pues estas últimas no solo creen en Jesús sino que creen en todas sus enseñanzas y las ponen en práctica. De alguna forma todos hemos recibido información de Jesús, hemos visto películas o hemos asistido a reuniones donde resumieron alguna de sus enseñanzas. La pregunta es ¿creemos lo que Jesucristo enseñó, advirtió y ordenó?

Cuando las personas que solo quieren información de Dios se dan cuenta que tienen que adaptar su conducta al estilo de vida instruido por Jesús, entonces lo rechazan y no le dan cabida en su diario vivir. De esta forma están diciéndole a Dios que no están dispuestos a creerle y por lo tanto no están interesados en tener una relación de amor con Él.

Cuando escuchamos el mensaje de Jesús tendremos que tomar la decisión de creer o rehusar, pues no hay término medio. En ocasiones disfrazamos el rechazo a Dios creando nuestros propio concepto de un dios que solo existe en nuestra imaginación. Incluso tendemos a «cambiarle» la personalidad al Dios de la Biblia y tratamos de acomodarlo a nuestro gusto. La realidad es que Dios es como él es y su voluntad para el hombre ya está definida y revelada en las escrituras.

Las ventajas de creer en el Dios verdadero y aceptar las enseñanzas de Jesús tal y como él las dio:

En la medida que nos relacionamos con Dios, él empezará a mostrarnos lo más importante de la vida y nos permitirá entender lo que antes no podíamos ver. Pero, ¿qué significa relacionarse con Dios?, ¿Cómo podemos comenzar una verdadera relación con nuestro Creador? Hay que entender que el Señor es un ser viviente y tiene su propia personalidad. Él desea que tu y yo lo conozcamos, pero como es un rey soberano, él establece los términos de esa relación.

La única forma de acercarse a Dios es amándolo. El mandamiento más importante según Jesús es: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente«. (Mateo 22:37). Del amor se deriva otra condición para relacionarse con Dios; la fe. Cuando amamos al Señor podemos confiar en él y podemos tener la certeza que su palabra es verdadera. Por lo tanto amaremos también sus enseñanzas, sus promesas y sus instrucciones. Así mismo, el amor hacia Dios fortalece nuestro deseo de obedecerlo, pues no queremos ofender a quien amamos. Jesús dijo: «Los que aceptan mis mandamientos y los obedecen son los que me aman. Y, porque me aman a mí, mi Padre los amará a ellos. Y yo los amaré y me daré a conocer a cada uno de ellos«. (Juan 14.21)

Por otra parte, Dios espera que aprendamos a comunicarnos con él. Cuando nos relacionamos con otras personas, hablamos pero también escuchamos. Una conversación entre amigos lejanos puede darse a través de cartas, pero si están cara a cara dejaran fluir una conversación. Dios espera que nos acerquemos, por eso la comunicación adecuada no es con rezos y repeticiones sino con una conversación desde lo profundo del corazón; esa es la oración que anhela Dios.

La Biblia tiene un nombre para la relación de amor y respeto que debemos tener hacia Dios; la llama adoración. Jesús le dijo a la mujer samaritana: «… los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que lo adoren de esa manera. 24 Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad«. (Juan 4:23-24). La adoración en espíritu implica amar a Dios a pesar de no poder verlo. No está asociada a un sitio, ni a una imagen, ni a un amuleto. Dios está en todas partes, por eso adorarlo en verdad implica que lo respetemos y lo obedezcamos en todas partes, no solo en la iglesia o cuando estamos en público.

Adorar a Dios en espíritu y en verdad implica cambiar nuestro estilo de vida y acercarnos cada vez más al modelo planteado por el apóstol Pablo:

«Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo.[a] No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta«. (Romanos 12:1.2)

El sacrificio vivo y santo se refiere a una vida de obediencia al Señor, lo cual implica muchas veces sacrificar nuestra libertad de hacer lo que queremos por amor a Dios. Este sacrificio no tiene nada que ver con golpearse o infringirse dolor.

No imitar las conductas de este mundo, se refiere a dejar de hacer lo que Dios prohíbe aunque los amigos y la gente al rededor lo hagan. El mundo actual está intentando sacar de vigencia la palabra «pecado» y definir lo bueno y lo malo de acuerdo a lo socialmente aceptado. Los verdaderos adoradores no cambiarán los conceptos que Dios definió como buenos o malos en la Biblia.

Dado lo anterior, ¿cual es tu decisión? ¿Seguirás con tu vida tal como la has llevado? Lo más cómodo es quedarse con la información teórica que hemos recibido a cerca de Dios hasta ahora, pero si queremos experimentar y conocer al verdadero Dios tendremos que arrepentirnos y seguir el camino mostrado por el Señor Jesucristo.