Cuatro leyes espirituales para tener una verdadera relación con Jesús.

Dios ama a todas sus criaturas incluyendo al ser humano, pero solo considera como hijos a los que tienen una verdadera relación con su hijo Jesucristo. Para entender como ser un verdadero seguidor del Señor, explicaremos las principales enseñanzas de Jesús en términos de leyes o principios espirituales:

PRIMERA LEY

Dios le ama, y tiene un plan maravilloso para su vida.

El Amor de Dios: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.» (Juan 3:16)

El propósito de Dios: (Cristo afirma) «Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Una vida completa y con propósito). (Juan 10:10)

¿Por qué la mayoría de personas no experimentan la vida en abundancia?

SEGUNDA LEY

El hombre es pecador y esta separado de Dios; por lo tanto no puede conocer ni experimentar el amor y el plan de Dios para su vida.

El hombre es pecador: «Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.» (Romanos 3:23) El hombre fue creado para tener relación perfecta con Dios, pero debido a su egocentrismo y desobediencia, escogió su propio camino y la relación con Dios se interrumpió. Esta acto de voluntad propia que se manifiesta por una actitud de rebelión activa o indiferencia pasiva, es una evidencia de lo que la Biblia llama pecado.

Esta separado: «Porque la paga del pecado es muerte» [separación espiritual de Dios] (Romanos 6:23)

Separacion de Dios: Dios es santo y el hombre pecador. Un gran abismo les separa. El hombre trata continuamente de encontrar a Dios y la vida abundante mediante su propio esfuerzo,»no haciendo mal a nadie», con una vida recta, con filosofías, etc. pero todas sus tentativas son en vano

La Tercera Ley nos da la única solución a este problema…

TERCERA LEY

Jesucristo es la única provisión de Dios para el pecado del hombre. Solo en el, puedes conocer el amor y el propósito de Dios para tu vida.

El murió en lugar nuestro: «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 5:8).

El resucito: «Cristo murió por nuestros pecados… Fue sepultado…, Resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;… Y apareció a Cefas… Y después a los doce… Después apareció a más de quinientos.» (1a Corintios 15:3-6).

El es el único camino: «Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí» (Juan 14:6).

Jesus es camino a Dios: Dios ha salvado el abismo que nos mantenía separados de El, al enviar a Su Hijo, Jesucristo, para que muriera en la cruz en nuestro lugar.

Pero no es suficiente conocer estas tres leyes.

CUARTA LEY

Debemos recibir a Jesucristo como Señor y Salvador mediante una invitación personal; entonces podremos conocer y experimentar el amor y propósito de Dios para nuestras vidas.

Debemos Recibir a Cristo: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.» (Juan 1:12)

Recibimos a Cristo Por Fe: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se glorie.» (Efesios 2:8-9)

Recibimos a Cristo Mediante Una Invitación Personal: (Cristo afirma) «He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en él» (Apocalipsis 3:20). El recibir a Cristo implica volvernos a Dios (arrepentimiento) confiando que Cristo viene a nuestros vidas, perdona nuestros pecados y hace de nosotros la persona que quiere que seamos. No es suficiente dar un asentimiento intelectual a sus pretensiones ni aún tener una experiencia emocional.

A continuación te damos un ejemplo de cómo puedes recibir a Cristo:

La oración que desea escuchar Dios de tus labios no es aquella que se ha elaborado armoniosamente como rima literaria, sino la expresión sencilla y genuina de tu corazón. Por esta razón, puedes recibir a Cristo ahora mismo y hacerle una invitación especial para que te ayude a transformar tu vida y haga de ti una nueva persona.

En tus propias palabras, puedes hacer una oración similar a esta:

Señor Jesucristo: gracias porque me amas; yo entiendo y creo que te necesito. Gracias por que moriste en la cruz por mis pecados. Te abro la puerta de mi corazón y te recibo como mi Señor y Salvador personal. Te pido que ocupes el primer lugar de mi vida y que hagas de mi una nueva persona. Te doy gracias por perdonar mis pecados y regalarme la vida eterna.