Dios quiere de nosotros nuestra fe

Es muy bueno tener sueños y planes; pero también es bueno reconocer que los sueños y los propósitos que Dios tiene para nosotros son más grandes que los nuestros. De manera que Dios nos muestra el camino que debemos seguir. 

El propósito de Cristo, así como lo hizo con los discípulos; es llevarnos a pescar hombres y para esto tenemos que estar conectados con Dios por encima de todas las cosas; de esta manera, hacemos honor a su palabra y honramos a nuestro Padre.   

Te pregunto en este momento ¿De qué está lleno tu corazón?  Porque hay que estar vigilantes. Como dice su palabra, de la abundancia del corazón habla la boca y cuando no hay nada que ofrecer a nuestros semejantes, nos falta esa relación especial que Dios tiene para llenarnos, porque en nuestro Padre encontramos la fuente inagotable de vida. 

Dios desea con fervor que nuestro corazón sea exclusivo para Él, y cuando se lo entregamos, vemos lo grande y maravilloso que puede hacer en nuestras vidas.  

El mundo está muy convulsionado, y ante esto necesitamos hacer un alto en el camino, buscar a Dios, descansar en Él y aprender a decir ¡No! a aquellas tentaciones que nos pueden llegar a dominar y alejarnos de Dios, como por ejemplo a no juzgar a cualquiera de nuestros semejantes; Dios no nos ha dado el poder de juzgar, ni fuimos diseñados para ello; la justicia y el juzgamiento solo viene de Dios Todopoderoso, que quitar toda raíz de amargura para evitar que el pecado contamine nuestro corazón. 

Tal como lo dice Romanos 14:13; “Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano”. 

El pecado contamina no solo tu corazón, puede afectar a otros corazones permitiendo que por nuestras actitudes o acciones, algunos abandonan el propósito de Dios o dejan de a un lado la fe de Cristo. 

Una raíz de amargura infectará todo nuestro ser, nuestra actitud y comportamiento, nuestras perspectivas y nuestras relaciones, especialmente nuestra relación con Dios.  

Esta raíz nos esclaviza; comienza con la semilla de la falta de perdón, que siempre produce el fruto de la amargura y es el resultado de las ofensas que la gente comete contra nosotros y que no dejamos de lado y se repite una y otra vez, y las dejamos crecer permitiendo que se arraiguen en nuestro corazón “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; Hebreos 12:15” 

Dios nos dice en su palabra “Porque yo se los pensamientos que tengo a cerca de vosotros, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Jeremías 29:11 

“El mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad De Dios, permanece para siempre” 1 Juan 2:17 

Si miramos hacia atrás, en el trasegar de nuestra vida; nos sobran razones para dar gracias a Dios. 

Nada agrada a Dios tanto como la firmeza en la Fe, en todo lo que Él es, y ha prometido. Dios bendiga su palabra por todos los siglos de los siglos. Amén. 

Basada en una relación permanente y constante con Él.