El temor es una emoción que cuando se sale de control puede apoderarse de nuestra vida y hacernos caer en estados de ansiedad, angustia y depresión. El miedo controla nuestros pensamientos y decisiones, alimenta la irracionalidad y nos debilita emocional y espiritualmente. La buena noticia es que podemos superarlos si nos apropiamos de las promesas y verdades de la Palabra de Dios.
Cuando Moisés envió espías a Canaán para que obtener información del enemigo y vencer la batalla, el temor que sintieron al ver los gigantes se sintieron amenazados y su reporte fue tan negativo que hasta se compararon con langostas y afirmaron que la tierra los devoraría (Números 13:32-33). El temor no les permitió ver las oportunidades de victoria y creer en la promesa que Dios les había hecho de darles la tierra de Canaán a pesar de los obstáculos, que se veían muy intimidantes. “Tú mismo envía hombres a fin de que reconozcan la tierra de Canaán, que voy a dar a los hijos de Israel” (Números 13:2).
“Fuimos a la tierra adonde nos enviaste; ciertamente mana leche y miel, y este es el fruto de ella. Solo que es fuerte el pueblo que habita en la tierra, y las ciudades, fortificadas y muy grandes; y además vimos allí a los descendientes de Anac” (Números 13:27-28).
El temor era tan fuerte que contaminó a todos los israelitas, cayendo en llanto y quejas contra Moisés y Aarón. ¡Hasta los llevó a decir que desearían haber muerto en el desierto! (Números 14:2-3)
¿Cómo podemos combatir el temor?
– En los momentos más difíciles recordemos la verdad de Dios, en La presencia de Dios, somos consolados, no estamos solos, Dios está con nosotros. “Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmos 46:1).
– Dios promete darnos su gracia para cada prueba que se presente en el camino. «Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad”. “gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí” (2 Corintios 12:9). Dios tiene el control de todas las situaciones de nuestra vida, pes es soberano
– Derrama tu corazón delante de Dios, que Él escucha. “Al Señor esperé pacientemente, y Él se inclinó a mí y oyó mi clamor” (Salmos 40:1). Podemos confiar totalmente en Dios, nunca falla “El día en que temo, yo en Ti confío. En Dios, cuya palabra alabo, en Dios he confiado, no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?” (Salmos 56:3-4).
No importa lo terrible que parezca una situación que enfrentemos, Dios promete utilizar todo para bien de aquellos que son llamados conforme a su propósito (Romanos 8:28). Puede que no logremos ver lo bueno de nuestra situación en el momento, pero podemos estar seguros de que detrás de la nube negra se oculta la sonrisa de Dios.