“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”. —Santiago 1:2-3
Se cuenta la historia de un navegante británico James Cook, quien su barco golpeó contra un arrecife en la costa noreste de Australia. Cook alejó la nave de la costa hacia aguas profundas, pero volvió a chocar contra las rocas, tras lo cual, casi naufraga. Esta experiencia lo llevó a escribir en su cuaderno de bitácora: «El extremo norte [fue llamado] Cabo Tribulación, porque allí empezaron todos sus problemas».
Casi todos hemos experimentado alguna prueba que aparentemente desencadenó muchas otras. La pérdida de un trabajo, la muerte de un ser amado, un divorcio indeseado o algún problema de salud, pueden formar parte de la lista.
Aunque una crisis pueda parecer nuestro «Cabo Tribulación», Dios sigue siendo soberano y sin ninguna duda tiene el control. Su propósito es usar las dificultades para que nos volvamos más tenaces. Santiago escribió: «Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia». (Santiago 1:2-3). La palabra traducida «paciencia», significa tener poder de permanencia o habilidad para soportar.
En medio de la prueba que afecta tu vida, recuerda que Dios sigue obrando. Esta experiencia de «Cabo Tribulación» puede fortalecer nuestro carácter. Dios nos ha prometido dar la gracia necesaria para atravesarla (2 Corintios 12:9).
«La fe crece mejor en el invierno de la prueba». —Rutherford