¿Somos del agrado de Dios?

«Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad». (Mateo 7:22-23)

Esto advierte que los milagros no son garantía para ser del agrado de Dios. Aquí se refiere a cómo nos conducimos en nuestra vida privada, como son nuestros hechos, actitudes y pensamientos, ¿son del agrado de Dios?

En la biblia leemos que el Padre se complació de su Hijo. Cuando Jesús cumplió los treinta años de edad, todos escucharon al Padre cuando dijo: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia (Mt 3:17). Esto lo dijo antes de que Jesús comenzara su ministerio.

Jesús fue aprobado por el Padre por el ejemplo de vida que había vivido durante treinta años.

1.- Jesucristo Resistió las Tentaciones. Lo que se sabe de Jesús respecto a los treinta años de «silencio» (aparte del incidente del templo) «fue tentado en todo, según nuestra semejanza, pero sin pecado» (He 4:15) y que «ni aun Cristo se agradó a sí mismo» (Ro 15:3). Lo que complació al Padre fue que Jesús resistió fielmente la tentación en todo y jamás quiso satisfacer sus propios deseos.

No es el éxito que podamos tener con lo que hagamos en el ministerio lo que hará que seamos aprobados por Dios, será la fidelidad e integridad que mostremos a la hora de resistir a las tentaciones de nuestro diario vivir.

2.- La santidad de Jesús. Solo Él vivió una vida completamente pura. A mucha gente del mundo podremos convencer, muchos nos admirarán por el éxito y logros que podamos tener, pero para impresionar a Dios es cuando le mostramos un carácter santo. Eso es lo que puede darnos la aprobación de Dios.

Es momento de examinar nuestra vida: Como estamos frente al pecado, ¿qué es lo que maneja nuestra manera de pensar y de actuar? ¿Estamos adquiriendo el carácter de Cristo?

3.- Jesús como ejemplo Jesús pasó los primeros treinta años de su vida acá en la tierra junto a su madre, su padre adoptivo, y sus hermanos en su hogar, y también en su taller de carpintería como lugar de trabajo; la fidelidad de Jesús en esos dos lugares determinó la aprobación y complacencia del Padre.

Así mismo nosotros pasamos nuestra vida en estos dos lugares y es allí donde el Señor nos prueba el carácter y la fidelidad. ¿Cómo es nuestro comportamiento y fidelidad en nuestro hogar? ¿En tu trabajo o colegio?

4.- La Fidelidad de Jesús en su Hogar El hogar donde Jesús creció era muy pobre. Sus padres eran tan pobres que ni siquiera tenían para el cordero que se debía ofrecer como sacrificio. Lev. 12:8. «…si no tenían suficiente para un cordero, que tomaran entonces dos tórtolas o dos palominos…» Y José y María «ofrecieron conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos» (Lc. 2:24).

Podemos imaginar todo lo que pudo haber pasado en el hogar de Jesús; un hogar común y corriente donde posiblemente hubo altercados, regaños, y lo que no falta entre hermanos egoísmo. Pero Jesús nunca pecó, ni en hechos, palabras, pensamientos, actitudes o motivos aunque fue tentado así como lo somos nosotros.
La Palabra de Dios dice: «Por lo cual DEBÍA SER EN TODO SEMEJANTE a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo» (He 2:17).
Cuando estemos pasando por cualquier momento de tentación recordemos que Jesús las venció todas y esto nos animará a vencerlas nosotros también.

5.- La fidelidad en acción Jesús en su taller de carpintería debe haber pasado por muchas tentaciones como: vender más caro, hacer la obra de mala calidad para ganar más plata etc. etc. Jesús nunca se dejó tentar por el dinero, nunca engañó a nadie, demostró ser honesto y honrado con todos los clientes que pasaron por su taller.

6.- Jesús vivió bajo la sumisión de sus padres. Jesús en Nazaret era un carpintero muy conocido esto nos debe dar a entender que su vida fue muy activa durante esos treinta años antes de su ministerio, cabe anotar que Jesús vivía con sus padres y hermanos, desayunaba, almorzaba y comía junto con ellos y de cuando en vez le llevaban agua al taller para que calmara le sed.

Si nosotros, todos, pudiéramos abrir bien los ojos para mirar cuales son las bases con las cuales Dios nos aprueba, eso nos cambiaría por completo, dejaríamos de ser codiciosos, avaros, mentirosos, pediríamos por el Espíritu Santo que nos proporcione un carácter y una personalidad renovada y tener un orden correcto en todas las cosas que hagamos. Tenemos que llegar a tener la misma actitud que Jesús tuvo con respecto a las tentaciones entonces podremos esperar con toda seguridad SER APROBADOS POR DIOS.

DIOS LOS BENDIGA ABUNDANTEMENTE.