Mateo 12:37 afirma: “Porque por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado”. Las palabras simplemente nos justifican o nos condenan. Esto nos muestra la importancia tan grande que tiene lo que nosotros hablamos. Por eso, la Escritura dice: “de la abundancia del corazón habla la boca” Mt 12:34. El mayor poder del cristiano se resume en lo que éste habla.
En Marcos 11: 23 Jesús afirma que es verdad, que es ciertísimo que lo que yo le digo a los obstáculos, a lo que está delante de mí (y si creo lo que digo), la afirmación de parte de Dios es : “Lo que diga le será hecho”. La seguridad de esta afirmación está respaldada por Isaías 53:5, ya que Jesús llevó sobre Él: mis rebeliones (estados de ánimo variables, actitudes erróneas), mis pecados (transgresiones, desobediencias), mi falta de paz (de seguridad, desconfianzas, inestabilidades, ansiedades, preocupaciones), mi falta de salud (de sanidad integral). Es decir Jesús me ha dado absolutamente todo lo necesario para mi salvación, felicidad y una vida abundante. Y, por consiguiente, el poder de su Santo Espíritu para hablar siempre palabras de bendición.
El paso más importante en la vida de un hijo de Dios es lo que él repite, lo que él se dice acerca de sí mismo. Porque lo que dice es lo que realmente está anidado en su corazón, lo que realmente cree de sí. Pregúntate hoy: ¿Qué te estás diciendo a ti mismo todos los días en tus monólogos internos? Con respecto a tu salud: ¿Qué eres sano o que eres un enfermo? Con respecto a tu dinero: ¿Qué eres rico o que no tienes ni un peso? Con respecto a tu ministerio: ¿Qué es exitoso en Cristo Jesús o que no tienes impacto? Con respecto a tu esposo: ¿Qué eres feliz con él o que no has podido serlo nunca? Con relación a tus padres: ¿Qué eres amado por ellos o que nunca te han amado? Con respecto a tus hijos: ¿Qué son bendecidos o con tus malas palabras los atas, frenas y destruyes? Con relación a tu trabajo o negocio: ¿Qué es próspero y bendecido o estás ya pensando en huir del país? Con respecto a tu hogar: ¿Que es modelo y ejemplo para otros o te avergüenzas de él?
La mayoría de las personas ha utilizado sus palabras para atarse y quedan presas en los dichos de sus labios. (Pr 6:2). Y no solo eso, atan y enlazan a los demás. Pregúntate hoy también: ¿Estás ayudando con tus palabras a que otros sigan edificando negativamente? ¿Estás confirmándoles con tus labios su identidad negativa? No deberías, más bien, usar tus palabras para dar gracia al oyente, estimular, animar, exhortar, instruir en justicia, consolar, direccionar de acuerdo a la Palabra de Dios?
¿Sabías que hay un milagro en tu boca? ¿Lo sabías? Las palabras de nuestra boca pueden permitir la obra del poder de Dios en nuestro interior (Job 1:21, 2:9 ,42:12). Pueden hacer que Su Palabra y Poder estén a nuestro alcance. Si comenzamos a establecer Su Palabra desde nuestro corazón (creyéndola y obedeciéndola) seremos libres, si la confesamos producirá salud, Paz, Prosperidad, Sanidad. Te animo a que confieses Su Palabra. Esto es ingresar a un nuevo nivel de Fe. Es levantarse al nivel donde el creyente se abre al poder de Dios por la Palabra de Fe.
Te animo a que pongas la Palabra de Dios en tu boca. Él ha soplado aliento de vida en ellas. Jesús dijo:
“Las palabras que les he dicho vienen del Espíritu y por lo tanto dan vida.” PDT (Juan 6:63b).