Sobre el dominio propio.

Gálatas 5:16 «Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis».

La Biblia trata de manera muy importante el Tema del Dominio propio o la Templanza, como el fruto del Espíritu Santo, tal vez el más difícil, porque es un llamado a moldear nuestro carácter, y se define como una virtud de la persona que domina sus deseos y pasiones, especialmente en sus apetitos sensuales, que tienen que ver con los sentidos.

Que nuestro temperamento a veces explosivo, el exceso en la comida o bebida, la falta de control de nuestra lengua, la flojera, los pecados sexuales, las diferentes adicciones etc., hacen mucho daño físico, mental, emocional y por supuesto espiritual; también hace que las personas se manifiesten en una conducta errática, se alejan, no se relacionan con sus hermanos de la fe, y es causa de muchas vigilias, batallas internas que roban la paz, pero lo más importante es que la solución está a nuestro alcance.

Permitir que la vida de Cristo y el Espíritu Santo puedan sostenernos y no nuestros propios esfuerzos, pues una vida controlada por el Espíritu Santo es la que nos mantiene tomados de la mano del Señor y nos proporciona una actitud positiva hacia Dios en lo que se relaciona con la conducta cristiana. No permitir que mi carne me gane por la obra divina del E. S., es tener la victoria sobre nuestras pasiones pecaminosas. Tito 1:8 nos invita a pensar en todo lo bueno, lo santo, lo puro, lo justo y sobre todo ser dueños de sí mismos.

Que se puede Recomendar:

1.- Tener una organización de tus pensamientos para establecer prioridades en tu vida mediante la oración «Orad sin cesar»,1 Tesalonicenses 5:17. Con el Devocional diario, la lectura de la Biblia, la memorización de la palabra.

2.- Tener una organización en tus hábitos: alimenticios, de aseo y orden, de tiempos establecidos para cada actividad, de manera que estés ocupado siempre.

3.-Ocupar el tiempo libre en actividades de recreación sana individual o colectivamente, aprovechando incluso este tiempo de recogimiento para desarrollar hábitos nuevos y darle rienda suelta a la creatividad, en el arte, la pintura, el deporte, la cocina gourmet, la costura etc., reemplazando los viejos hábitos dañinos con perseverancia y propósito. Conéctate con el Altísimo, «Puestos los ojos en Jesús el autor y consumador de nuestra fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios…» Hebreos 12:2.

4.- Ocuparse en ser hacedores, no solamente oidores. ¨Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solo oidores, engañándoos a vosotros mismos. Santiago. 1:22.