Yo soy la vida.

«Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí». (Juan 14:6)

A lo largo de mi vida Cristiana he experimentado la fidelidad de Dios, fidelidad que es una realidad en mi vida a diario después de reconocer que en la figura de Cristo Jesús Dios me ha dado por gracia la bendición de ser su hijo.

Cuando por fin y de corazón reconocí que Jesús era mi Único CAMINO, que esa decisión era la más acertada que había tomado en mi vida y empecé a despojarme de todo lo que no me fuera útil para emprender el viaje por el camino de Dios, empecé a sacrificar lo que a mi modo de ver me impedía acercarme a Dios. Entonces y solo entonces fui lleno de una gran verdad, la Única VERDAD, la verdad de Dios que se convirtió en la convicción de que al caminar de su mano hallaré el sentido que mi vida necesita, entenderé el propósito para el cual fui creado, realmente hallaré la VIDA.

Jesús dijo en Juan 14:6 YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA, pero la pregunta después de ya saber lo que significa el camino y la verdad es: ¿Por qué la vida? ¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo que Él era la vida?
Comencemos por saber qué significado tiene la palabra VIDA:

En el latín es donde se encuentra el origen etimológico de la palabra vida. Concretamente procede del vocablo vita, que a su vez emana del término griego bios. Todos ellos significan precisamente vida. El concepto de vida puede ser definido desde diversos enfoques. La noción más habitual está vinculada a la biología, que sostiene que la vida es la capacidad de nacer, crecer, reproducirse y morir. En este sentido, la vida es aquello que distingue a hombres, animales y plantas, por ejemplo, de los objetos como una roca o una mesa.

La vida también es el estado de actividad de los seres orgánicos y la fuerza interna que permite obrar a aquel que la posee. Otra forma de interpretar la vida está vinculada a la capacidad de un ser físico de administrar sus recursos internos para adaptarse a los cambios que se producen en su medio.

Por otra parte las cuestiones espirituales se mezclan con la ciencia para afirmar que la vida comienza desde el primer momento de la fecundación. Y también que cuando se habla de vida hay que tener en cuenta el fin de esta, lo denominado muerte. Para la ciencia la muerte se da después de que el cerebro deja de tener actividad, el cese irreversible de la actividad cerebral (conocido como muerte cerebral) equivale para la ciencia como el final de la vida, aunque la persona siga respirando.

Bíblicamente se nos enseña que si no tenemos a Cristo en nuestros corazones, esto es, que si no decidimos seguir su camino y no tenemos la convicción de lo que ha hecho Dios para reconciliarse con los hombres, entonces estamos muertos espiritualmente. Romanos 6:23 dice: Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Y Efesios 2:1-5: Y de ella recibisteis vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en que en otro tiempo anduvisteis conforme a la condición de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora obra en los hijos de desobediencia; Entre los cuales todos nosotros también vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, también como los demás. Empero Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó, Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dió vida juntamente con Cristo; por gracia sois salvos».

Entonces sabemos que Espiritualmente Dios quiere darnos Vida, pero no cualquier vida, Vida Eterna. La vida que Jesús ofrece es una vida Plena como nos lo dice en Juan 10:10: El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. La vida que Jesús ofrece es una vida de realización total.

Ahora la pregunta es: ¿Qué es vida plena? Y ¿Por qué realización? Dios no ha enseñado que cuando recibimos por fe a Cristo en nuestros corazones, dejamos a un lado nuestro ego, y ya no gobierna el «yo» en el trono de nuestra vida; si no que, es Cristo sentado en el trono de nuestro corazón haciendo de nosotros la persona que Dios quiere que seamos. Es ahí donde nuestros intereses toman un orden, donde hayamos la vida.

Dios sabe que tenemos necesidades, que tenemos sueños, que tenemos deseos. Lo sabe muy bien porque Él es quien los puso ahí, desde el vientre de tu madre El sabia quien eras, y que ideales tendrías. Y es precisamente en ese punto donde tenemos la convicción de que Dios se encargara de nuestras necesidades, sueños y deseos si vivimos la vida plena en Cristo Jesús.

Tal vez tú puedas pensar: -Pero este no es mi caso; Yo he tenido dinero desde niño y no sé qué es la necesidad- o –Yo ya he alcanzado la bendición porque todo lo que he querido mis padres me lo han dado-. Pero cuidado, hay una gran verdad: ¡Una vida de bendición no solo es dinero! Son muchas las personas que incluso encuentran en el dinero piedra de tropiezo para ser felices, que cambiarían lo que tienen por amor verdadero, por una vida «normal», por salud, por tener quien los ame por lo que son y no por lo que tienen, etc.

Entonces; si decidimos vivir una vida plena de la mano de Dios en Cristo Jesús, Dios va a suplir tus necesidades, va a cumplir tus sueños y va a hacer realidad tus deseos. Salmos 37: 4 Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón.

Se de muchos que no viven una vida plena, que no escogieron el camino de Cristo y que sus verdades se dejan llevar por lo que vende la publicidad del mundo. Y lo sé porque soy Enfermero y en mi trabajo he visto muchos casos de personas que aunque tienen muchos bienes materiales o cuentan con diversos talentos no pueden dominar su vida emocional y se pierden en trastornos nerviosos, mentales o problemas físicos a consecuencia de su desborde social.
Por lo tanto es aquí donde tenemos que ver que se marca un paralelo entre la decisión de seguir el CAMINO, la VERDAD y la VIDA con Dios o por el contrario no hacerlo. Si caminamos con Dios Él nos dará la vida plena que nos ha prometido y que muchos de nosotros experimentamos; pero si nuestra elección es no hacerlo, nos exponemos a toda la realidad que se ha expuesto en esta reflexión y tu vida va a estar jugada a la suerte como lo han experimentado muchos allegados a nosotros.

Ahora la pregunta que debes estar haciéndote es: ¿Cómo enfrentar esta verdad?, ¿Cómo puedo vivir esta vida plena? ¡Yo intento, pero no puedo!

La Respuesta es la siguiente:

En primer lugar no estás solo, no eres el único que vive a diario esta lucha. 1ra de Pedro 5: 8-10 dice: Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Más el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.

Todos, y me incluyo, y también incluyo a mis líderes y pastores vivimos a diario luchas en la fe, padecimientos en nuestro caminar; por lo tanto Dios nos ha consolado y nos asegura que no estamos solos, que es necesario todo esto para ser perfeccionados, afirmados, fortalecidos y así establecernos en una vida plena, tal cual lo acabamos de leer en 1ra de Pedro.

En segundo lugar debemos convencernos de esta verdad: ¡Jesús me ayuda a caminar! Recordemos lo que nos asegura Filipenses 4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Cristo me fortalece y eso quiere decir que si quiero literalmente cambiar el mundo lo puedo hacer en El; esto es si conforme a su voluntad, su verdad caminamos y vivimos. Piensa en algo que a tu manera de ver sea imposible, pues Lo puedes en CRISTO que te fortalece.

¿Aceptaremos la vida plena de Dios? O ¿Seguiremos cómo vamos?