Hace algunos años, muchos pudimos ver en la cartelera de cine la famosa película de Julia Roberts, donde su principal enemigo era su esposo mismo; aquél con quien dormía todas las noches. ¡Qué impacto tan grande ocasionó esta película a nuestros corazones!. Y no es para menos. Vivir con el enemigo humanamente es imposible.
Pero que hermoso es saber que cuando los caminos del hombre le agradan a Dios, aún a sus enemigos hace estar en paz con él. (Proverbios 16:7). ¡Qué increíble promesa! ¡Qué seguridad tan anhelada!
El Rey Salomón tenía muy claro esto. Sin embargo, se necesitan ciertos requisitos para obtener esta plena seguridad, esta plena confianza. Proverbios 3: 5-6, nos los da a conocer: «Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas». Tienen que suceder ciertas cosas «antes» de que puedan suceder otras «después».
¿Qué debemos hacer antes? Fiarnos de Dios. Dejar que tome el completo control de nuestra existencia, permitirle que sea el timón de nuestra vida. Pero, debemos hacerlo con todo nuestro corazón. No es algo para hacerse de forma fría, con desgano o reservas. Es un asunto que exige y demanda toda nuestra dedicación total. Igualmente, no apoyarnos en nuestra propia inteligencia sugiere que no debemos confiar en pretextos hechos por nosotros mismos, ni en nuestras propias fuerzas. Y reconocerlo quiere decir apreciarlo en todo lo que hagamos, pensamos, sintamos o decidamos.
¿Qué sucederá después? Él enderezará nuestras sendas. La palabra enderezar significa «allanar», «alinear» o «nivelar». Es decir, Él facilitará nuestro camino. Se encargará de quitar toda piedra de tropiezo en nuestro largo caminar.
De esta manera cuando tu senda se allana, como resultado de confiar y apoyarte en Él y no en tu propia inteligencia, Él hará que hasta tus enemigos estén en paz contigo.
Por lo tanto, querido hermano… «Si es posible tener el enemigo al lado y al mismo tiempo vivir en paz».