Una enseñanza del Padre desde el monte Sinai.

Era un panorama muy aterrador a la vista del pueblo entero, desde abajo los más de 2300 mts. del cual se erguía el monte Sinaí eran imponentes y majestuosos, añadido a esto sucesos y fenómenos difíciles de entender y explicar con cualquier tipo de palabras se daban lugar en aquella gran cima de la particular montaña, truenos y ruidos salían de aquel lugar, una gran nube y fuegos acompañaban la escena, perturbando aun más al ya desconcertado pueblo que yacía en las faldas de la montaña, obscuridad e incertidumbre desde la lejanía, pero en la cima, un hombre destinado por Dios para ver su gloria y poder, conversaba con el mismo creador, quien le entregaría el decálogo de vida por excelencia en la intimidad; luz y gloria en lo más alto, una escena altamente cargada de matices (Deuteronomio 5:1-21).

Después de semejante escena, el pueblo se reúne y le comunica a Moisés que en verdad quedaron muy perturbados por que no desean morir » ¿qué es el hombre, para que oiga la voz del Dios viviente que habla de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y aún viva?» acuerdan con Moisés que solo él, escuche la voz de Dios y se les trasmita a ellos acatándolo al pie de la letra, o en este caso al pie de la palabra «Acércate tú, y oye todas las cosas que dijere Jehová nuestro Dios; y tú nos dirás todo lo que Jehová nuestro Dios te dijere, y nosotros oiremos y haremos» (Deuteronomio 5: 25-27).

Lo más impactante viene a continuación, Dios les escucha y sorprendentemente está de acuerdo con las afirmaciones del pueblo y le comunica a Moisés que les direccione a que vuelvan a sus tiendas, mientras el finaliza la entrega de los mandamientos, y estatutos, «Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!!» (Deuteronomio 5:29), que afirmación del Señor, dejando en gran evidencia su anhelo y deseo genuino, verdadero y totalmente real hacia el pueblo, y cada uno de nosotros, es el DESEO DEL PADRE, que nos vaya bien, es como si nos rogase «por favor hijo haz lo que te digo, cumple en ti mis promesas y el propósito por el cual te cree estará garantizado».

Por un instante imaginémonos que el mismo Dios todopoderoso creador de los cielos y la tierra ¨salmos 8.3-8¨ que le da nombre a sus estrellas y las conoce ¨salmos 147:4¨, dio forma a la naturaleza, todo lo que en ella existe y la sostiene con su poder ¨Colosenses 1:16-17¨ y aun más, todos nuestros cabellos los tiene contabilizados ¨Mateo 10:30¨ nos indica: no luches más en tus fuerzas, no creas que solo vas a poder, no eres mejor que nadie solo déjamelo a mí, entrégame todos los aspectos de tu vida, que yo haré el resto.

Le añade una extensión total a nuestros hijos si decidimos obedecer su Palabra con total conocimiento que es lo mejor para nuestras vidas, seremos prósperos realmente y estaremos muy bien, con una vida llena de propósito y un futuro totalmente cubierto y seguro, los problemas vendrán, los sufrimientos no se harán esperar, los días de dolor y lágrimas estarán a la puerta de continuo, pero una cosa si es cierta ¨ESTAREMOS BIEN¨ por qué Él estuvo, está y estará siempre con nosotros, si solo si le obedecemos con amor, aunque la mayoría de las veces sea ilógico e inconsecuente, pero será lo mejor «Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza» (Jeremías 29:11) CUANDO OBEDECEMOS A DIOS DEJAMOS EN SUS MANOS LAS CONSECUENCIAS. Les invito en el nombre de Jesús a que nos unamos al DESEO DEL PADRE.