«¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.» Isaías 49:15
Definitivamente, el regalo más especial que dio el Creador a la mujer fue el privilegio de ser madre. No hay lazo más fuerte en el corazón del ser humano que aquel que se gesta desde el vientre de una madre por la criatura que crece en su interior.
Dedicar un mes para celebrar la alegría de ser mamá es poco en comparación al esfuerzo, sacrificio y dedicación que ellas han empeñado en su oficio de ser madres. Aun las palabras de elogio se quedan cortas cuando observamos el desprendimiento con que han renunciado a muchos de sus sueños por el bienestar de sus hijos.
Ser madre implica un compromiso total, un esfuerzo constante y una vida de sacrificios. Bien sea cuando los hijos son bebés y hay que prestarles toda la atención y los cuidados necesarios, como en las edades de crecimiento cuando aprenden las tareas básicas de la vida. La época escolar ofrece otros retos para las madres, quienes dedican tiempo de descanso para ayudar a sus hijos y guiarlos en su educación. Aun cuando los hijos son adultos, profesionales o independientes, las madres continúan preocupándose por cada situación de sus vidas.
Aunque el rol de una madre puede resultar extenuante, ellas no lo cambiarían por nada del mundo; rendirse no es una opción en sus mentes. La satisfacción de ver a sus hijos crecer e ir alcanzando sus pequeñas metas, crea una sensación de triunfo en el corazón de una madre. Cada día que disfrutan a sus hijos para acompañarlos, amarlos, bendecirlos y guiarlos, deja los mejores recuerdos que marcarán para siempre la vida de una mamá.
Siempre vemos a las madres dispuestas a todo para buscar el bienestar de sus hijos y muchas veces a cambio de su propio bienestar. Muchas madres han renunciado a sus sueños y han dejado atrás sus anhelos para dedicar su vida al cuidado de los hijos. A pesar de ello, una buena madre siempre considerará a sus hijos como una bendición y el mejor regalo de su vida. La mayoría de ellas ponen en segundo plano sus metas y trazan como prioridad las metas de sus hijos.
Todo este esfuerzo y sacrificio de las madres a veces queda invisible en el reconocimiento familiar. Muchas veces se ignora cuantos sueños han dejado atrás y cuantos sacrificios silenciosos han quedado guardados en el corazón de una madre. Ellas sonríen con cada dificultad y expresan tanto amor cuando están con sus hijos que dan a entender que aquellos momentos son el verdadero sueño de sus vidas. Y aunque el oficio de ser madre deja muchas satisfacciones a una mujer, siempre habrá el toque de sacrificio y desprendimiento de algún anhelo.
Todo esto hace que la mejor mamá sienta que su corazón ha rebosado de amor, gratitud, felicidad, por todos los momentos y por esas cosas cotidianas que le da la vida al tener a sus hijos a su lado.
¿Verdad que vale la pena valorar a mamá? Ahora, después de leer este texto, corre y abraza a tu madre y dile gracias por cuan feliz te ha hecho y por no renunciar a su rol de ser mamá, después de todo. Y Si eres una madre que tienes a tus hijos pequeños abraza a tus hijos y diles cuán feliz te han hecho.